"Abrázame"
Me gusta esa canción de Alejandro Fernánddez. Aunque me da frío. Quizá porque tiene algo de razón cuando dice: "Abrázame y no me digas nada. Me basta tu mirada para comprender que tú te vas. No quiero que te vayas, pero sé muy bien que tú te vas..."
Pero bueno, como nada es casualidad, esta noche su recuerdo regresó de forma nítida. Hasta pude platicar con usted.
Me encantó observarlo tan seguro. ¡Vaya! Andaba ocupado solucionando algo de la declaración y yo preocupada por el taxi.
Gracias por venir, siempre lo hace cuando más lo necesito. Nunca me ha fallado y creáme que lo valoro mucho. Ojalá regrese esta noche, me dará mucho gusto pedirle: ¡Abrázame!
domenica, febbraio 12, 2012
mercoledì, gennaio 04, 2012
Hay una canción de Los Caligaris: "No te mereces una canción". Esta noche podría decirte: No te mereces un escrito. Sin embargo, esta tarde platiqué con alguien sobre el estrés y la necesidad de "desahogarse" de alguna forma. Entonces, recuerdo nítidamente haber sugerido: "escríbelo". Tons, pues siguiendo mis propios consejos, aquí voy.
No sé qué es lo que me provoca malestar: 1) no verte porque estás haciendo tu vida o 2)que ya no me importe que hagas tu vida.
Sinceramente, cada noche siento pesar de no regresar directamente a casa. El cansancio se acumula y las ganas de dormir son más que el hecho de viajar, hacer una escala, y continuar, hasta la madrugada, mi trayecto.
No obstante, cuando esa rutina no se cumple siento que me "falta algo", algo que ya tampoco me es fácil encontrar cuando estoy en tu piso.
¿Qué hacer ante ello?
No lo sé...
A veces me da por ser honesta y digo: "Ya, no más", pero luego... todo eso que cuidadosamente he fabricado se me revierte. ¿No acaso sería capaz de todo por ti?, ¿No te querría por siempre?...
El malestar persiste, pero estas pocas ganas de escribirlo me dejan muy en claro que cada vez será menos... hasta que desaparezca =D
No sé qué es lo que me provoca malestar: 1) no verte porque estás haciendo tu vida o 2)que ya no me importe que hagas tu vida.
Sinceramente, cada noche siento pesar de no regresar directamente a casa. El cansancio se acumula y las ganas de dormir son más que el hecho de viajar, hacer una escala, y continuar, hasta la madrugada, mi trayecto.
No obstante, cuando esa rutina no se cumple siento que me "falta algo", algo que ya tampoco me es fácil encontrar cuando estoy en tu piso.
¿Qué hacer ante ello?
No lo sé...
A veces me da por ser honesta y digo: "Ya, no más", pero luego... todo eso que cuidadosamente he fabricado se me revierte. ¿No acaso sería capaz de todo por ti?, ¿No te querría por siempre?...
El malestar persiste, pero estas pocas ganas de escribirlo me dejan muy en claro que cada vez será menos... hasta que desaparezca =D
venerdì, luglio 29, 2011
Una pastilla. Es eso lo que ahora necesito y seguro tomaré. Esas pastillas siempre me han servido de una u otra forma.
Quizá ahora es sólo que ya tengo sueño o tal vez fue que tuve un día algo inquieto, pero no. ¿A quién quiero engañar? Cuánto más tiempo pasa la inquietud se intensifica hasta provocarme un malestar indescriptible.
Debo aceptar que la asquerosa sensación es provocada por la incertidumbre y ... obvio, los celos.
Sé que andas en alguna fiesta. Perdido por ahí en los brazos de otras. Sonriendo y pasándola bien. En teoría eso no debería importarme, pero en la práctica me enoja. Y quisiera que el enojo fuera contra ti, pero no. Hasta eso. El enojo es contra mi. Debería, en realidad, no importarme, pero no puedo evitarlo.
Me enfada saber que tú estás ahí tan campante como si nada mientras yo doy vueltas y vueltas intentando trasnochar a salvo en el "internet".
Me choca no tener los calzones suficientes para mandar tu recuerdo al demonio y salir a divertirme con mis amigos.
Justo ahí ubico el malestar. No es contigo, es conmigo. Me urge cambiar de actitud. Respirar, relajarme y aprender a estar bien conmigo misma y soltarte... de una vez por todas.
Quizá ahora es sólo que ya tengo sueño o tal vez fue que tuve un día algo inquieto, pero no. ¿A quién quiero engañar? Cuánto más tiempo pasa la inquietud se intensifica hasta provocarme un malestar indescriptible.
Debo aceptar que la asquerosa sensación es provocada por la incertidumbre y ... obvio, los celos.
Sé que andas en alguna fiesta. Perdido por ahí en los brazos de otras. Sonriendo y pasándola bien. En teoría eso no debería importarme, pero en la práctica me enoja. Y quisiera que el enojo fuera contra ti, pero no. Hasta eso. El enojo es contra mi. Debería, en realidad, no importarme, pero no puedo evitarlo.
Me enfada saber que tú estás ahí tan campante como si nada mientras yo doy vueltas y vueltas intentando trasnochar a salvo en el "internet".
Me choca no tener los calzones suficientes para mandar tu recuerdo al demonio y salir a divertirme con mis amigos.
Justo ahí ubico el malestar. No es contigo, es conmigo. Me urge cambiar de actitud. Respirar, relajarme y aprender a estar bien conmigo misma y soltarte... de una vez por todas.
giovedì, luglio 28, 2011
La muerte es lo único seguro que tenemos en la vida y como en sueños recuerdo mi infancia marcada por su presencia. Primero fue la muerte de una tía. Fuimos al pueblo de mi mamá a los funerales.
Las zonas rurales de Guerrero son fascinantes. Un frondoso árbol de tamarindo rodeado de una jardinera de cemento marcaba el centro de un poblado semiárido.
No sé cuantas casas había, pero adivino que no eran muchas. Eso sí, casi todas elaboradas con piedras, adobe, madera y láminas; el centro de cada una de ellas era, sin duda la cocina cuyo fogón de piedra se elevaba como un gran monumento al hogar.
El calor era intenso, pero más aún la tierra que se impregnaba en cada rincón. Fue ahí donde aprendí que el agua es un lujo del cual no todos pueden disfrutar.
El poco líquido que se obtenía era destinado al consumo, al de los animales y a los trastos.
Enmedio de los rezos nocturnos recuerdo haberme quedado dormida sobre un gran petate. Fue en él donde desperté esa mañana y desde donde vi con mis ojos niños aquel féretro de madera fuertemente custodiado por cirios de gran tamaño.
No, no había miedo, había ganas. Ganas de jugar, de correr por la cocina y llegar al patio; de salir hacia el tamarindo y juntar las decenas de corcholatas y colillas de cigarro las cuales almacenaba como si fuesen un tesoro.
Y también había hambre, hambre del café de olla y del pan dulce que llegaba hasta nosotros en un sombrerote de paja.
"El pueblo" ¿qué será del pueblo? Tantos años ya de distancia. A tantos años y a tantas muertes de distancia.
Las zonas rurales de Guerrero son fascinantes. Un frondoso árbol de tamarindo rodeado de una jardinera de cemento marcaba el centro de un poblado semiárido.
No sé cuantas casas había, pero adivino que no eran muchas. Eso sí, casi todas elaboradas con piedras, adobe, madera y láminas; el centro de cada una de ellas era, sin duda la cocina cuyo fogón de piedra se elevaba como un gran monumento al hogar.
El calor era intenso, pero más aún la tierra que se impregnaba en cada rincón. Fue ahí donde aprendí que el agua es un lujo del cual no todos pueden disfrutar.
El poco líquido que se obtenía era destinado al consumo, al de los animales y a los trastos.
Enmedio de los rezos nocturnos recuerdo haberme quedado dormida sobre un gran petate. Fue en él donde desperté esa mañana y desde donde vi con mis ojos niños aquel féretro de madera fuertemente custodiado por cirios de gran tamaño.
No, no había miedo, había ganas. Ganas de jugar, de correr por la cocina y llegar al patio; de salir hacia el tamarindo y juntar las decenas de corcholatas y colillas de cigarro las cuales almacenaba como si fuesen un tesoro.
Y también había hambre, hambre del café de olla y del pan dulce que llegaba hasta nosotros en un sombrerote de paja.
"El pueblo" ¿qué será del pueblo? Tantos años ya de distancia. A tantos años y a tantas muertes de distancia.
Sin duda es cuestión de hormonas.
Lo dicen en todos lados ¿no? Y aunque las feministas se paren de pestañas con la expresión, creo que tendrían que tener un poco de humildad para reconocer que sí, es cuestión de hormonas.
Llegué al mundo en un envase femenino. La experiencia me ha hecho notar que en cuanto más se acerca el periodo más atención y dulces requiero. Así, para conseguirlos suelo armar un buen berrinche, llorar un poco, desahogarme y, cumplido el capricho, la sonrisa vuelve a mi rostro.
No obstante, confieso que también la experiencia me hizo aprender que una buena dosis de sexo calma todos los malestares, evita el berrinche y provoca una gran sonrisa en mucho menos tiempo y con un efecto más prolongado.
En fin, la cuestión aquí es que hoy, justamente hoy, me he quedado sin nada de lo anterior lo cual no sólo ha provocado un desencanto mayúsculo sino aparte me ha generado una serie de cólicos que sólo me hacen pensar una y otra vez: ¿dónde demonios estás?
¿Ves? no es que te extrañe, sólo es cuestión de hormonas.
Lo dicen en todos lados ¿no? Y aunque las feministas se paren de pestañas con la expresión, creo que tendrían que tener un poco de humildad para reconocer que sí, es cuestión de hormonas.
Llegué al mundo en un envase femenino. La experiencia me ha hecho notar que en cuanto más se acerca el periodo más atención y dulces requiero. Así, para conseguirlos suelo armar un buen berrinche, llorar un poco, desahogarme y, cumplido el capricho, la sonrisa vuelve a mi rostro.
No obstante, confieso que también la experiencia me hizo aprender que una buena dosis de sexo calma todos los malestares, evita el berrinche y provoca una gran sonrisa en mucho menos tiempo y con un efecto más prolongado.
En fin, la cuestión aquí es que hoy, justamente hoy, me he quedado sin nada de lo anterior lo cual no sólo ha provocado un desencanto mayúsculo sino aparte me ha generado una serie de cólicos que sólo me hacen pensar una y otra vez: ¿dónde demonios estás?
¿Ves? no es que te extrañe, sólo es cuestión de hormonas.
venerdì, giugno 17, 2011
No me sorprende el calor, sólo es que en tardes como esta me parece que el calor cocina mis ideas como si fueran un elote en una olla de vapor.
Es curioso porque las tardes en sí, siempre pienso en la oportunidad de asomarme a la ventana y huir... a cualquier parte, pero huir.
Sin embargo, esta tarde en particular veo que no hay muchas opciones y que el calor, avasallante, realmente me asfixia. Caray, me es difícil reconocer que extraño el aire acondicionado de aquel sitio lúgubre... Sinceramente, estos días realmente me dan la oportunidad de valorar lo que tengo lejos de aquí.. lejos de estas paredes y de este calor... lejos de estas manchas en el techo que parece me persiguen desde hace años... "Por cierto, al techo no le haría nada mal una mano de pintura..."
giovedì, marzo 24, 2011
Las cosas serían más sencillas si pudiera expresarlas con palabras. Sin embargo, no siempre resulta. Hace rato que las palabras me traicionan. Me preocupa ver cómo aquellas cosas que lanzas como pronósticos se cumplen.
Pero, Bueno, ¿acaso no dijiste que no se precisaba ser adivino? Para mi eso está claro. Existe algo, hubo algo.
Tengo que meditar bien lo que quiero y lo que no.
Algo que deseo es no estar en este sitio. Así que: "hey, busco departamento".
No puedo ocultarlo: Sigo triste. Muy triste. Sumamente triste. Era mentira que tu regreso me traería la felicidad. Es evidente que algo se rompió y nunca, jamás volverá a ser lo que fue.
No puedo, tus palabras se clavaron como puñales en mi alma...
Pero, Bueno, ¿acaso no dijiste que no se precisaba ser adivino? Para mi eso está claro. Existe algo, hubo algo.
Tengo que meditar bien lo que quiero y lo que no.
Algo que deseo es no estar en este sitio. Así que: "hey, busco departamento".
No puedo ocultarlo: Sigo triste. Muy triste. Sumamente triste. Era mentira que tu regreso me traería la felicidad. Es evidente que algo se rompió y nunca, jamás volverá a ser lo que fue.
No puedo, tus palabras se clavaron como puñales en mi alma...
domenica, marzo 13, 2011
Estoy triste. Quería esconder mi tristeza en una frase bonita, pero llegué a la conclusión de que eso no es ético. "Estoy triste". Así, nada más. Algo de honestidad debe haber en esas dos palabras.
Ando explorando el origen de mi tristeza. Hace un rato pensé que se debía a la falta de atención por parte tuya... pero ahora empiezo a dudar. Podría haber hecho todo lo posible por sortear los obstáculos y llegar hasta tu casa. Ya me veo sentada en la silla de madera, junto a la mesa. Quietecita. Callada. Bajo la luz de ese foco azul. Viendo cómo trabajas en la computadora y esperando no decir nada imprudente que desate tu enojo. (Porque, obvio, estás enojado). Imaginando esa escena no puedo sino sentir una gran tristeza. No se necesita ser adivino para saber que terminaría la noche dando un portazo y escapando rápidamente hacia un taxi.
¿Afortunadamente? No fui a tu encuentro. Cerré la puerta a cualquier posibilidad que me hiciera flaquear. Estoy segura lejos de ti. Lejos de ti y lejos de la gente. Adicionalmente mi decisión se traduce en un ahorro significativo que en estos días previos a la quincena se agradece.
¿Por qué?
Esa es la pregunta que quiero contestarme. ¿Qué busco demostrar? Tengo indicios, pero me rehúso a analizarlos. ¿Por qué no puede ser uno Dios y modificar todo a conveniencia propia?, ¿Por qué debe uno resignarse?
Ando explorando el origen de mi tristeza. Hace un rato pensé que se debía a la falta de atención por parte tuya... pero ahora empiezo a dudar. Podría haber hecho todo lo posible por sortear los obstáculos y llegar hasta tu casa. Ya me veo sentada en la silla de madera, junto a la mesa. Quietecita. Callada. Bajo la luz de ese foco azul. Viendo cómo trabajas en la computadora y esperando no decir nada imprudente que desate tu enojo. (Porque, obvio, estás enojado). Imaginando esa escena no puedo sino sentir una gran tristeza. No se necesita ser adivino para saber que terminaría la noche dando un portazo y escapando rápidamente hacia un taxi.
¿Afortunadamente? No fui a tu encuentro. Cerré la puerta a cualquier posibilidad que me hiciera flaquear. Estoy segura lejos de ti. Lejos de ti y lejos de la gente. Adicionalmente mi decisión se traduce en un ahorro significativo que en estos días previos a la quincena se agradece.
¿Por qué?
Esa es la pregunta que quiero contestarme. ¿Qué busco demostrar? Tengo indicios, pero me rehúso a analizarlos. ¿Por qué no puede ser uno Dios y modificar todo a conveniencia propia?, ¿Por qué debe uno resignarse?
domenica, gennaio 23, 2011
Y de pronto recordé que sólo había un sitio en donde las ideas estaban a salvo.
Como lo dije antes, no se trata de ir por la vida escondiendo o maquillando la realidad. Sólo creo que cualquier persona tiene derecho de expresar lo que habita en su mente.
Quizá al principio las ideas recién plasmadas parezcan como borradores, pero poco a poco pueden ire depurando hasta convertirse en algo serio.
Los últimos días me sentí tan mal de ver que cualquier palabra que escribía podía ser objeto del más cruel escrutinio y crítica que estuve a punto de volver a los diarios de papel. Aquellas libretas que año tras año llené desde pequeña, pero decidí que no. Si quiero un diario lo compró lo lleno y listo, pero no es el caso. Aquí se trata de algo más serio. De expresar con un fin lógico.
Entonces, pues acá sigo. En el refugio que construyo día a día. El sitio en donde nadie puede llegar.
Como lo dije antes, no se trata de ir por la vida escondiendo o maquillando la realidad. Sólo creo que cualquier persona tiene derecho de expresar lo que habita en su mente.
Quizá al principio las ideas recién plasmadas parezcan como borradores, pero poco a poco pueden ire depurando hasta convertirse en algo serio.
Los últimos días me sentí tan mal de ver que cualquier palabra que escribía podía ser objeto del más cruel escrutinio y crítica que estuve a punto de volver a los diarios de papel. Aquellas libretas que año tras año llené desde pequeña, pero decidí que no. Si quiero un diario lo compró lo lleno y listo, pero no es el caso. Aquí se trata de algo más serio. De expresar con un fin lógico.
Entonces, pues acá sigo. En el refugio que construyo día a día. El sitio en donde nadie puede llegar.
sabato, gennaio 08, 2011
giovedì, dicembre 16, 2010
¿Cómo?, ¿Cómo quitarme tu recuerdo de encima?
Buscaré la forma. Lo he hecho antes y entonces, me reiré de este momento.
A veces me cuestiono cómo se puede uno sentir tan solo en un lugar que está tan lleno de gente, pero: ¡Espera! No, no me siento sola. Al contrario, quiero sentirme sola y no puedo. Quiero escapar de todo y todos, pero siempre me alcanzan. Ahí está el problema: quiero escapar, estar sola; pero tu recuerdo me alcanza y no me deja conmigo misma.
En fin, en este momento sonrío. Debo hacerlo. Quiero hacerlo. Quiero sonrer. Quizá así me sienta mejor.
sabato, novembre 20, 2010
No está en tus manos
Quizá sólo sea diciembre, pero esta mañana he despertado con la ¿desesperada? necesidad de buscarte. De que una palabra tuya llegara hasta mi. Entonces, tomé el móvil y me animé a marcar el número. Escuché tu hola y entonces, no fue suficiente.
¡Ah!, la eterna inconformidad.
Pasó una hora y luego otra; entonces, pensé que lo que ahora quería era una carta. ¡Una carta! Sí y que llegara de cualquier forma posible. Quizá a través del correo tradicional o a través de las nuevas tecnologías: un correo electrónico, un mensaje en el Facebook o hasta a través de un mensaje de texto.
¡Oh, ilusa! Claro que eso no pasará.
El ejercicio de hacer que mis frustrados deseos emprendieran el viaje desde el cerebro hasta la punta de los dedos de mis manos en forma de estos "teclazos" no es casual. Ahora quiero dejar constancia de mi egoismo: Mis "quiero", "deseo", "espero" y bla, bla, bla.
Nuevamente, tengo ganas, de que en unos cuantos días cuando mi egoismo esté a la baja, pueda darme cuenta de que el Mundo no gira alrededor mio. Nadie puede vivir para complacerme. Entonces, si quiero leer una carta linda, pues debo inspirarme y escribirme; si quiero una llamada telefónica, pues puedo utilizar alguno de mis dos teléfonos; si quiero sorprenderme, pues... ¿qué espero?
Esas cosas puedo hacerlas, las demás, las que corresponden a otros. Esas no. ¿Entonces? Pues hay que dejar de esperar lo que no está en nuestras manos concretar.
¡Ah!, la eterna inconformidad.
Pasó una hora y luego otra; entonces, pensé que lo que ahora quería era una carta. ¡Una carta! Sí y que llegara de cualquier forma posible. Quizá a través del correo tradicional o a través de las nuevas tecnologías: un correo electrónico, un mensaje en el Facebook o hasta a través de un mensaje de texto.
¡Oh, ilusa! Claro que eso no pasará.
El ejercicio de hacer que mis frustrados deseos emprendieran el viaje desde el cerebro hasta la punta de los dedos de mis manos en forma de estos "teclazos" no es casual. Ahora quiero dejar constancia de mi egoismo: Mis "quiero", "deseo", "espero" y bla, bla, bla.
Nuevamente, tengo ganas, de que en unos cuantos días cuando mi egoismo esté a la baja, pueda darme cuenta de que el Mundo no gira alrededor mio. Nadie puede vivir para complacerme. Entonces, si quiero leer una carta linda, pues debo inspirarme y escribirme; si quiero una llamada telefónica, pues puedo utilizar alguno de mis dos teléfonos; si quiero sorprenderme, pues... ¿qué espero?
Esas cosas puedo hacerlas, las demás, las que corresponden a otros. Esas no. ¿Entonces? Pues hay que dejar de esperar lo que no está en nuestras manos concretar.
venerdì, maggio 07, 2010
Dudas y borrones
Estoy titubeando respecto a lo que quiero escribir, de lo que quiero dejar constancia. No es que porque no sepa con claridad el fondo sino que no sé si sea conveniente utilizar los mismos recursos para diferentes destinatarios.
Se acerca el sábado y empiezo a preguntarme si volverás a llamar como lo has hecho los dos últimos, luego pienso que no lo harás. Supongo que he llegado a esa conclusión después de que hace unos días te marcara y recibiera como respuesta el silencio.
¿Qué buscas? Eso me intriga, pero no de una forma sentimental sino sólo como una mera posibilidad de análisis. ¿Qué buscas?, ¿Será acaso que, como siempre, no te resignas a ser desechado?
Alguna vez me dijiste que cómo era posible que yo te dijera que no. En ese entonces la situación me causó gracia, pero ahora el chiste es viejo y hasta simplón. No me causa gracia ver tu orgullo herido más bien me provoca un poco de pereza.
No obstante, tu insistencia me incomoda. Provocas un borrón en el punto final de nuestra historia.
Estoy titubeando respecto a lo que quiero escribir, de lo que quiero dejar constancia. No es que porque no sepa con claridad el fondo sino que no sé si sea conveniente utilizar los mismos recursos para diferentes destinatarios.
Se acerca el sábado y empiezo a preguntarme si volverás a llamar como lo has hecho los dos últimos, luego pienso que no lo harás. Supongo que he llegado a esa conclusión después de que hace unos días te marcara y recibiera como respuesta el silencio.
¿Qué buscas? Eso me intriga, pero no de una forma sentimental sino sólo como una mera posibilidad de análisis. ¿Qué buscas?, ¿Será acaso que, como siempre, no te resignas a ser desechado?
Alguna vez me dijiste que cómo era posible que yo te dijera que no. En ese entonces la situación me causó gracia, pero ahora el chiste es viejo y hasta simplón. No me causa gracia ver tu orgullo herido más bien me provoca un poco de pereza.
No obstante, tu insistencia me incomoda. Provocas un borrón en el punto final de nuestra historia.
venerdì, gennaio 15, 2010
Siempre he pensado que las cosas pasan por algo. Entonces, sólo intento dejar en claro que ya eres pasado en mi vida. Esto se acabó y espero que lo tengas claro. Sé que de una u otra forma lo sabes porque lo sentiste. Ya no queda nada.
Pensé en escribirlo o no, pero decidí hacerlo sólo porque tengo la necesidad de que no existan más dudas o malos entendidos.
No habrá una vez más.
Pensé en escribirlo o no, pero decidí hacerlo sólo porque tengo la necesidad de que no existan más dudas o malos entendidos.
No habrá una vez más.
mercoledì, aprile 15, 2009
¿Sabes? No ha sido muy fácil y tu insistencia no ayuda mucho.
Hay una canción de Andrés Calamaro que dice "Nunca pensé que pudiera llegar a decírtelo así: Búscate otro lugar..."
Alguna vez en medio de un berrinche te advertí que "no iba a permitir que siguieras jugando con mis sentimientos, que vendrías a buscame cualquier día de estos y tal vez, entonces ya no estaría aquí"... bueno, pues ese día llegó y creo que no lo tomaste del todo bien. Ví en tus ojos esa mezcla de orgullo herido y de molestia ante lo perdido.
Discúlpame... quizá debí ser más clara, pero no me lo permitiste, me dijiste que no te dijera nada y confiaste -ciegamente- en que tu insistencia y detalles terminarían por llevarme a tu cama una vez más.
Sin embargo, eso no fue posible. No quise que fuera posible. (Sí, yo misma me sorprendí de que pudiera mantener firme mi no).
No te voy a mentir diciéndote que estaba convencida. La verdad es que agradecí que respetaras mi decisión y la apoyaras porque estuve a punto de flaquear y sucumbir a la posibilidad de perdernos en sólo un momento.
Te fuiste "y que regresabas no me dijiste"... te reproché que no hayas respondido mi pregunta hace más de un año. Te dije que si me hubieras dicho la verdad seguramente yo habría permanecido sentada en la banca durante todo este tiempo hasta que recordaras que existía y entonces (cuando todos los nombres de tu agenda te hubieran dicho que no) me llamaras, pero no lo hiciste. Esa vez callaste y sólo abriste una pequeña posibilidad al decir "seguimos".
No sabes cuánto lloré ... sabía que quizá... algún día... volverías a poner tus ojos en mi, pero ya no quise que fuera así.
Y entonces pasó... sólo eso... pasó. Tu fuiste testigo. Tu lo viste. Lo supiste y no te lo escondí. Alguien me buscaba y me invitaba a una fiesta... pasaba por mi a mi casa y tú, justo tú me llevabas a su encuentro. Te fuiste "antes de que llegara para que no te viera" y después me mandaste un mensaje en el que me decías que me querías y me extrañabas... pero después sólo el silencio reinó. Un par de saludos y preguntas para sondear cómo andaban las cosas y ya.
No te voy a mentir. Me confunde tu presencia e insistencia. No porque quiera regresar románticamente contigo sino porque hay cosas que compartíamos y que, sinceramente, extraño.
No eras mi amante, eras mi amigo y al amigo sí lo echo de menos.
Desafortunadamente, tú no puedes ver esas diferencias. Tú quieres el paquete "todo incluido" y yo ya no puedo ni quiero ofrecértelo.
¡Todas aquellas letras, palabras, textos y cursilerías que construí para ti ya no existen... se derrumbaron o las demolí, pero ya no están. Debes entenderlo. Ya no paso las noches en vela pensando en ti. Ya no leo las noticias buscando tu nombre. Ya no me dueles nada de nada y te olvidé como suelo olvidar los números telefónicos.
No lo hagas difícil ¿ok?
Tuviste la oportunidad de que las cosas fueran diferentes, pero no quisiste y ahora, ahora ya nada puede hacerse.
Sabes que cuentas conmigo... en la distancia.
Hay una canción de Andrés Calamaro que dice "Nunca pensé que pudiera llegar a decírtelo así: Búscate otro lugar..."
Alguna vez en medio de un berrinche te advertí que "no iba a permitir que siguieras jugando con mis sentimientos, que vendrías a buscame cualquier día de estos y tal vez, entonces ya no estaría aquí"... bueno, pues ese día llegó y creo que no lo tomaste del todo bien. Ví en tus ojos esa mezcla de orgullo herido y de molestia ante lo perdido.
Discúlpame... quizá debí ser más clara, pero no me lo permitiste, me dijiste que no te dijera nada y confiaste -ciegamente- en que tu insistencia y detalles terminarían por llevarme a tu cama una vez más.
Sin embargo, eso no fue posible. No quise que fuera posible. (Sí, yo misma me sorprendí de que pudiera mantener firme mi no).
No te voy a mentir diciéndote que estaba convencida. La verdad es que agradecí que respetaras mi decisión y la apoyaras porque estuve a punto de flaquear y sucumbir a la posibilidad de perdernos en sólo un momento.
Te fuiste "y que regresabas no me dijiste"... te reproché que no hayas respondido mi pregunta hace más de un año. Te dije que si me hubieras dicho la verdad seguramente yo habría permanecido sentada en la banca durante todo este tiempo hasta que recordaras que existía y entonces (cuando todos los nombres de tu agenda te hubieran dicho que no) me llamaras, pero no lo hiciste. Esa vez callaste y sólo abriste una pequeña posibilidad al decir "seguimos".
No sabes cuánto lloré ... sabía que quizá... algún día... volverías a poner tus ojos en mi, pero ya no quise que fuera así.
Y entonces pasó... sólo eso... pasó. Tu fuiste testigo. Tu lo viste. Lo supiste y no te lo escondí. Alguien me buscaba y me invitaba a una fiesta... pasaba por mi a mi casa y tú, justo tú me llevabas a su encuentro. Te fuiste "antes de que llegara para que no te viera" y después me mandaste un mensaje en el que me decías que me querías y me extrañabas... pero después sólo el silencio reinó. Un par de saludos y preguntas para sondear cómo andaban las cosas y ya.
No te voy a mentir. Me confunde tu presencia e insistencia. No porque quiera regresar románticamente contigo sino porque hay cosas que compartíamos y que, sinceramente, extraño.
No eras mi amante, eras mi amigo y al amigo sí lo echo de menos.
Desafortunadamente, tú no puedes ver esas diferencias. Tú quieres el paquete "todo incluido" y yo ya no puedo ni quiero ofrecértelo.
¡Todas aquellas letras, palabras, textos y cursilerías que construí para ti ya no existen... se derrumbaron o las demolí, pero ya no están. Debes entenderlo. Ya no paso las noches en vela pensando en ti. Ya no leo las noticias buscando tu nombre. Ya no me dueles nada de nada y te olvidé como suelo olvidar los números telefónicos.
No lo hagas difícil ¿ok?
Tuviste la oportunidad de que las cosas fueran diferentes, pero no quisiste y ahora, ahora ya nada puede hacerse.
Sabes que cuentas conmigo... en la distancia.
domenica, gennaio 18, 2009
"Estoy jugando con fuego"
Así dice una canción de Andrés Calamaro. La frase la retomo en este momento en el que pienso en ti y que reconozco, con cierto pesar, los coqueteos que he permitido desde hace unos días.
No, no creas que no me he dado cuenta que cada palabra busca reencontrar lo que alguna vez hubo entre nosotros.
No, sólo es que de vez en vez extraño ver una película en la tele, tomarnos una copita de vino, observar aquel foquito rojo desde la ventana de tu habitación, escuchar los sonidos de la tarde ... sólo es eso.
Así dice una canción de Andrés Calamaro. La frase la retomo en este momento en el que pienso en ti y que reconozco, con cierto pesar, los coqueteos que he permitido desde hace unos días.
No, no creas que no me he dado cuenta que cada palabra busca reencontrar lo que alguna vez hubo entre nosotros.
No, sólo es que de vez en vez extraño ver una película en la tele, tomarnos una copita de vino, observar aquel foquito rojo desde la ventana de tu habitación, escuchar los sonidos de la tarde ... sólo es eso.
giovedì, agosto 02, 2007
Bueno ¿quién lo diría? No te voy a mentir. El que no hayas querido responder mi pregunta me hizo sentir mal; habría sido mejor que fueras honesto en lugar de querer maquillar la verdad.
En fin, alguien me entregó ayer dos paquetes, ambos me hicieron recordar que algún día alguien me amó y me amó de verdad y en justa reciprocidad también lo amé y lo amé de verdad.
No lo olvido. En verdad que no.
En fin, alguien me entregó ayer dos paquetes, ambos me hicieron recordar que algún día alguien me amó y me amó de verdad y en justa reciprocidad también lo amé y lo amé de verdad.
No lo olvido. En verdad que no.
domenica, luglio 22, 2007
Me entretienes
Me simpatizas
No hay mucho qué agregar, pero los días son diferentes a los de hace unos meses.
Los pronósticos decían: No, pero yo decidí que fuera un sí y heme aquí asumiendo las consecuencias de mis actos meditados, calculados.
Lo anterior no significa que no haya visto todos los riesgos, sin embargo, los acepto.
Estoy pensando en todo tú. Del tú que eres cuando callas, cuando miras, cuando temes, cuando te impones.
No sólo es delinear la fórmula que aplicas.
Es observarte cuando conduces hasta donde estoy, cuando narras tu día a día, cuando me vuelves cómplice y compartes los secretos de quien es la persona más importante en tu vida; el quedarte callado ante lo que no puedes, pero tampoco quieres resolver.
Es el verte reflejado en el parabrisas mientras tu rostro se mezcla con el paisaje que invade los caminos del sur.
Pero aún así, es más complicado y a la vez más simple.
No hay mucho qué agregar, pero los días son diferentes a los de hace unos meses.
Los pronósticos decían: No, pero yo decidí que fuera un sí y heme aquí asumiendo las consecuencias de mis actos meditados, calculados.
Lo anterior no significa que no haya visto todos los riesgos, sin embargo, los acepto.
Estoy pensando en todo tú. Del tú que eres cuando callas, cuando miras, cuando temes, cuando te impones.
No sólo es delinear la fórmula que aplicas.
Es observarte cuando conduces hasta donde estoy, cuando narras tu día a día, cuando me vuelves cómplice y compartes los secretos de quien es la persona más importante en tu vida; el quedarte callado ante lo que no puedes, pero tampoco quieres resolver.
Es el verte reflejado en el parabrisas mientras tu rostro se mezcla con el paisaje que invade los caminos del sur.
Pero aún así, es más complicado y a la vez más simple.
domenica, luglio 15, 2007
No quiero caer en la clásica cursilería que llena y llena espacios con sus frases sin ton ni son. Sin embargo, cuando suceden cosas como las de esta noche resulta inevitable utilizar las palabras cursis para describir una noche lluviosa, una conversación agradable, un guiso caliente, una mirada indiscreta, una sonrisa y un deseo compartido.
¿Qué hacer ante ello?
La lluvia nos acompañó durante el trayecto y nos dio un motivo para compartir una cena exquisita. Después, la noche nos reveló una ciudad nueva sólo para ti y para mi.
¿Cómo pueden los demás despertar mañana sin haber visto lo que tus ojos y mis ojos vieron?
No importa. Esta noche con su sonido y su oscuridad nos reúne en la distancia.
¿Qué hacer ante ello?
La lluvia nos acompañó durante el trayecto y nos dio un motivo para compartir una cena exquisita. Después, la noche nos reveló una ciudad nueva sólo para ti y para mi.
¿Cómo pueden los demás despertar mañana sin haber visto lo que tus ojos y mis ojos vieron?
No importa. Esta noche con su sonido y su oscuridad nos reúne en la distancia.
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