venerdì, luglio 29, 2011

Una pastilla. Es eso lo que ahora necesito y seguro tomaré. Esas pastillas siempre me han servido de una u otra forma.
Quizá ahora es sólo que ya tengo sueño o tal vez fue que tuve un día algo inquieto, pero no. ¿A quién quiero engañar? Cuánto más tiempo pasa la inquietud se intensifica hasta provocarme un malestar indescriptible.
Debo aceptar que la asquerosa sensación es provocada por la incertidumbre y ... obvio, los celos.
Sé que andas en alguna fiesta. Perdido por ahí en los brazos de otras. Sonriendo y pasándola bien. En teoría eso no debería importarme, pero en la práctica me enoja. Y quisiera que el enojo fuera contra ti, pero no. Hasta eso. El enojo es contra mi. Debería, en realidad, no importarme, pero no puedo evitarlo.
Me enfada saber que tú estás ahí tan campante como si nada mientras yo doy vueltas y vueltas intentando trasnochar a salvo en el "internet".
Me choca no tener los calzones suficientes para mandar tu recuerdo al demonio y salir a divertirme con mis amigos.
Justo ahí ubico el malestar. No es contigo, es conmigo. Me urge cambiar de actitud. Respirar, relajarme y aprender a estar bien conmigo misma y soltarte... de una vez por todas.

giovedì, luglio 28, 2011

La muerte es lo único seguro que tenemos en la vida y como en sueños recuerdo mi infancia marcada por su presencia. Primero fue la muerte de una tía. Fuimos al pueblo de mi mamá a los funerales.
Las zonas rurales de Guerrero son fascinantes. Un frondoso árbol de tamarindo rodeado de una jardinera de cemento marcaba el centro de un poblado semiárido.
No sé cuantas casas había, pero adivino que no eran muchas. Eso sí, casi todas elaboradas con piedras, adobe, madera y láminas; el centro de cada una de ellas era, sin duda la cocina cuyo fogón de piedra se elevaba como un gran monumento al hogar.
El calor era intenso, pero más aún la tierra que se impregnaba en cada rincón. Fue ahí donde aprendí que el agua es un lujo del cual no todos pueden disfrutar.
El poco líquido que se obtenía era destinado al consumo, al de los animales y a los trastos.
Enmedio de los rezos nocturnos recuerdo haberme quedado dormida sobre un gran petate. Fue en él donde desperté esa mañana y desde donde vi con mis ojos niños aquel féretro de madera fuertemente custodiado por cirios de gran tamaño.
No, no había miedo, había ganas. Ganas de jugar, de correr por la cocina y llegar al patio; de salir hacia el tamarindo y juntar las decenas de corcholatas y colillas de cigarro las cuales almacenaba como si fuesen un tesoro.
Y también había hambre, hambre del café de olla y del pan dulce que llegaba hasta nosotros en un sombrerote de paja.
"El pueblo" ¿qué será del pueblo? Tantos años ya de distancia. A tantos años y a tantas muertes de distancia.
Sin duda es cuestión de hormonas.
Lo dicen en todos lados ¿no? Y aunque las feministas se paren de pestañas con la expresión, creo que tendrían que tener un poco de humildad para reconocer que sí, es cuestión de hormonas.
Llegué al mundo en un envase femenino. La experiencia me ha hecho notar que en cuanto más se acerca el periodo más atención y dulces requiero. Así, para conseguirlos suelo armar un buen berrinche, llorar un poco, desahogarme y, cumplido el capricho, la sonrisa vuelve a mi rostro.
No obstante, confieso que también la experiencia me hizo aprender que una buena dosis de sexo calma todos los malestares, evita el berrinche y provoca una gran sonrisa en mucho menos tiempo y con un efecto más prolongado.
En fin, la cuestión aquí es que hoy, justamente hoy, me he quedado sin nada de lo anterior lo cual no sólo ha provocado un desencanto mayúsculo sino aparte me ha generado una serie de cólicos que sólo me hacen pensar una y otra vez: ¿dónde demonios estás?
¿Ves? no es que te extrañe, sólo es cuestión de hormonas.

venerdì, giugno 17, 2011


No me sorprende el calor, sólo es que en tardes como esta me parece que el calor cocina mis ideas como si fueran un elote en una olla de vapor.
Es curioso porque las tardes en sí, siempre pienso en la oportunidad de asomarme a la ventana y huir... a cualquier parte, pero huir.
Sin embargo, esta tarde en particular veo que no hay muchas opciones y que el calor, avasallante, realmente me asfixia. Caray, me es difícil reconocer que extraño el aire acondicionado de aquel sitio lúgubre... Sinceramente, estos días realmente me dan la oportunidad de valorar lo que tengo lejos de aquí.. lejos de estas paredes y de este calor... lejos de estas manchas en el techo que parece me persiguen desde hace años... "Por cierto, al techo no le haría nada mal una mano de pintura..."

giovedì, marzo 24, 2011

Las cosas serían más sencillas si pudiera expresarlas con palabras. Sin embargo, no siempre resulta. Hace rato que las palabras me traicionan. Me preocupa ver cómo aquellas cosas que lanzas como pronósticos se cumplen.
Pero, Bueno, ¿acaso no dijiste que no se precisaba ser adivino? Para mi eso está claro. Existe algo, hubo algo.
Tengo que meditar bien lo que quiero y lo que no.
Algo que deseo es no estar en este sitio. Así que: "hey, busco departamento".
No puedo ocultarlo: Sigo triste. Muy triste. Sumamente triste. Era mentira que tu regreso me traería la felicidad. Es evidente que algo se rompió y nunca, jamás volverá a ser lo que fue.
No puedo, tus palabras se clavaron como puñales en mi alma...

domenica, marzo 13, 2011

Estoy triste. Quería esconder mi tristeza en una frase bonita, pero llegué a la conclusión de que eso no es ético. "Estoy triste". Así, nada más. Algo de honestidad debe haber en esas dos palabras.
Ando explorando el origen de mi tristeza. Hace un rato pensé que se debía a la falta de atención por parte tuya... pero ahora empiezo a dudar. Podría haber hecho todo lo posible por sortear los obstáculos y llegar hasta tu casa. Ya me veo sentada en la silla de madera, junto a la mesa. Quietecita. Callada. Bajo la luz de ese foco azul. Viendo cómo trabajas en la computadora y esperando no decir nada imprudente que desate tu enojo. (Porque, obvio, estás enojado). Imaginando esa escena no puedo sino sentir una gran tristeza. No se necesita ser adivino para saber que terminaría la noche dando un portazo y escapando rápidamente hacia un taxi.
¿Afortunadamente? No fui a tu encuentro. Cerré la puerta a cualquier posibilidad que me hiciera flaquear. Estoy segura lejos de ti. Lejos de ti y lejos de la gente. Adicionalmente mi decisión se traduce en un ahorro significativo que en estos días previos a la quincena se agradece.
¿Por qué?
Esa es la pregunta que quiero contestarme. ¿Qué busco demostrar? Tengo indicios, pero me rehúso a analizarlos. ¿Por qué no puede ser uno Dios y modificar todo a conveniencia propia?, ¿Por qué debe uno resignarse?

domenica, gennaio 23, 2011

Y de pronto recordé que sólo había un sitio en donde las ideas estaban a salvo.
Como lo dije antes, no se trata de ir por la vida escondiendo o maquillando la realidad. Sólo creo que cualquier persona tiene derecho de expresar lo que habita en su mente.
Quizá al principio las ideas recién plasmadas parezcan como borradores, pero poco a poco pueden ire depurando hasta convertirse en algo serio.
Los últimos días me sentí tan mal de ver que cualquier palabra que escribía podía ser objeto del más cruel escrutinio y crítica que estuve a punto de volver a los diarios de papel. Aquellas libretas que año tras año llené desde pequeña, pero decidí que no. Si quiero un diario lo compró lo lleno y listo, pero no es el caso. Aquí se trata de algo más serio. De expresar con un fin lógico.
Entonces, pues acá sigo. En el refugio que construyo día a día. El sitio en donde nadie puede llegar.

sabato, gennaio 08, 2011

En el cajón de las todas


Ahí me arrojaste desde hace mucho tiempo. Yo no sé, en verdad, cuándo ni cómo ocurrió, pero no me gusta estar ahí.