domenica, gennaio 23, 2011

Y de pronto recordé que sólo había un sitio en donde las ideas estaban a salvo.
Como lo dije antes, no se trata de ir por la vida escondiendo o maquillando la realidad. Sólo creo que cualquier persona tiene derecho de expresar lo que habita en su mente.
Quizá al principio las ideas recién plasmadas parezcan como borradores, pero poco a poco pueden ire depurando hasta convertirse en algo serio.
Los últimos días me sentí tan mal de ver que cualquier palabra que escribía podía ser objeto del más cruel escrutinio y crítica que estuve a punto de volver a los diarios de papel. Aquellas libretas que año tras año llené desde pequeña, pero decidí que no. Si quiero un diario lo compró lo lleno y listo, pero no es el caso. Aquí se trata de algo más serio. De expresar con un fin lógico.
Entonces, pues acá sigo. En el refugio que construyo día a día. El sitio en donde nadie puede llegar.