sabato, gennaio 29, 2005

No me gusta sentirme así por tu culpa. No es la primera ocasión en que te comportas de esa forma estúpida y en consecuencia no es la primera ocasión en que me quedo aquí con esta sonrisa idiota que pretende explicarle a la mente que no vales la pena; ¡qué explicación tan inútil¡ la mente sabe mejor que otra cosa que no mereces ni un segundo de su atención... aún así el malestar permanece... La vista enfoca el teléfono para engañarme, para pretender escuchar una explicación que, obviamente, no puedes -ni quieres- dar.

No te doy el derecho de tratarme así ¿lo lees? ¿lo entiendes?

venerdì, gennaio 28, 2005

No sé cuándo leerás esto, pero, cuando lo leas sólo entérate que era viernes (¿o sábado?) por la noche; que mientras todos dormían me asomé a la ventana, que vi un foquito rojo centellando, muchas luces a lo lejos, un par de coches pasar, un gato correr por el callejón; que escuché ladridos de perros y una melodía a lo lejos; que aspiré un sutil olor a tierra mojada; que busqué en vano estrellas en el cielo y que al observar la noche a través de las cortinas... yo permanecía pensando en ti...