giovedì, luglio 28, 2011

Sin duda es cuestión de hormonas.
Lo dicen en todos lados ¿no? Y aunque las feministas se paren de pestañas con la expresión, creo que tendrían que tener un poco de humildad para reconocer que sí, es cuestión de hormonas.
Llegué al mundo en un envase femenino. La experiencia me ha hecho notar que en cuanto más se acerca el periodo más atención y dulces requiero. Así, para conseguirlos suelo armar un buen berrinche, llorar un poco, desahogarme y, cumplido el capricho, la sonrisa vuelve a mi rostro.
No obstante, confieso que también la experiencia me hizo aprender que una buena dosis de sexo calma todos los malestares, evita el berrinche y provoca una gran sonrisa en mucho menos tiempo y con un efecto más prolongado.
En fin, la cuestión aquí es que hoy, justamente hoy, me he quedado sin nada de lo anterior lo cual no sólo ha provocado un desencanto mayúsculo sino aparte me ha generado una serie de cólicos que sólo me hacen pensar una y otra vez: ¿dónde demonios estás?
¿Ves? no es que te extrañe, sólo es cuestión de hormonas.

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