Dudas y borrones
Estoy titubeando respecto a lo que quiero escribir, de lo que quiero dejar constancia. No es que porque no sepa con claridad el fondo sino que no sé si sea conveniente utilizar los mismos recursos para diferentes destinatarios.
Se acerca el sábado y empiezo a preguntarme si volverás a llamar como lo has hecho los dos últimos, luego pienso que no lo harás. Supongo que he llegado a esa conclusión después de que hace unos días te marcara y recibiera como respuesta el silencio.
¿Qué buscas? Eso me intriga, pero no de una forma sentimental sino sólo como una mera posibilidad de análisis. ¿Qué buscas?, ¿Será acaso que, como siempre, no te resignas a ser desechado?
Alguna vez me dijiste que cómo era posible que yo te dijera que no. En ese entonces la situación me causó gracia, pero ahora el chiste es viejo y hasta simplón. No me causa gracia ver tu orgullo herido más bien me provoca un poco de pereza.
No obstante, tu insistencia me incomoda. Provocas un borrón en el punto final de nuestra historia.
venerdì, maggio 07, 2010
venerdì, gennaio 15, 2010
Siempre he pensado que las cosas pasan por algo. Entonces, sólo intento dejar en claro que ya eres pasado en mi vida. Esto se acabó y espero que lo tengas claro. Sé que de una u otra forma lo sabes porque lo sentiste. Ya no queda nada.
Pensé en escribirlo o no, pero decidí hacerlo sólo porque tengo la necesidad de que no existan más dudas o malos entendidos.
No habrá una vez más.
Pensé en escribirlo o no, pero decidí hacerlo sólo porque tengo la necesidad de que no existan más dudas o malos entendidos.
No habrá una vez más.
mercoledì, aprile 15, 2009
¿Sabes? No ha sido muy fácil y tu insistencia no ayuda mucho.
Hay una canción de Andrés Calamaro que dice "Nunca pensé que pudiera llegar a decírtelo así: Búscate otro lugar..."
Alguna vez en medio de un berrinche te advertí que "no iba a permitir que siguieras jugando con mis sentimientos, que vendrías a buscame cualquier día de estos y tal vez, entonces ya no estaría aquí"... bueno, pues ese día llegó y creo que no lo tomaste del todo bien. Ví en tus ojos esa mezcla de orgullo herido y de molestia ante lo perdido.
Discúlpame... quizá debí ser más clara, pero no me lo permitiste, me dijiste que no te dijera nada y confiaste -ciegamente- en que tu insistencia y detalles terminarían por llevarme a tu cama una vez más.
Sin embargo, eso no fue posible. No quise que fuera posible. (Sí, yo misma me sorprendí de que pudiera mantener firme mi no).
No te voy a mentir diciéndote que estaba convencida. La verdad es que agradecí que respetaras mi decisión y la apoyaras porque estuve a punto de flaquear y sucumbir a la posibilidad de perdernos en sólo un momento.
Te fuiste "y que regresabas no me dijiste"... te reproché que no hayas respondido mi pregunta hace más de un año. Te dije que si me hubieras dicho la verdad seguramente yo habría permanecido sentada en la banca durante todo este tiempo hasta que recordaras que existía y entonces (cuando todos los nombres de tu agenda te hubieran dicho que no) me llamaras, pero no lo hiciste. Esa vez callaste y sólo abriste una pequeña posibilidad al decir "seguimos".
No sabes cuánto lloré ... sabía que quizá... algún día... volverías a poner tus ojos en mi, pero ya no quise que fuera así.
Y entonces pasó... sólo eso... pasó. Tu fuiste testigo. Tu lo viste. Lo supiste y no te lo escondí. Alguien me buscaba y me invitaba a una fiesta... pasaba por mi a mi casa y tú, justo tú me llevabas a su encuentro. Te fuiste "antes de que llegara para que no te viera" y después me mandaste un mensaje en el que me decías que me querías y me extrañabas... pero después sólo el silencio reinó. Un par de saludos y preguntas para sondear cómo andaban las cosas y ya.
No te voy a mentir. Me confunde tu presencia e insistencia. No porque quiera regresar románticamente contigo sino porque hay cosas que compartíamos y que, sinceramente, extraño.
No eras mi amante, eras mi amigo y al amigo sí lo echo de menos.
Desafortunadamente, tú no puedes ver esas diferencias. Tú quieres el paquete "todo incluido" y yo ya no puedo ni quiero ofrecértelo.
¡Todas aquellas letras, palabras, textos y cursilerías que construí para ti ya no existen... se derrumbaron o las demolí, pero ya no están. Debes entenderlo. Ya no paso las noches en vela pensando en ti. Ya no leo las noticias buscando tu nombre. Ya no me dueles nada de nada y te olvidé como suelo olvidar los números telefónicos.
No lo hagas difícil ¿ok?
Tuviste la oportunidad de que las cosas fueran diferentes, pero no quisiste y ahora, ahora ya nada puede hacerse.
Sabes que cuentas conmigo... en la distancia.
Hay una canción de Andrés Calamaro que dice "Nunca pensé que pudiera llegar a decírtelo así: Búscate otro lugar..."
Alguna vez en medio de un berrinche te advertí que "no iba a permitir que siguieras jugando con mis sentimientos, que vendrías a buscame cualquier día de estos y tal vez, entonces ya no estaría aquí"... bueno, pues ese día llegó y creo que no lo tomaste del todo bien. Ví en tus ojos esa mezcla de orgullo herido y de molestia ante lo perdido.
Discúlpame... quizá debí ser más clara, pero no me lo permitiste, me dijiste que no te dijera nada y confiaste -ciegamente- en que tu insistencia y detalles terminarían por llevarme a tu cama una vez más.
Sin embargo, eso no fue posible. No quise que fuera posible. (Sí, yo misma me sorprendí de que pudiera mantener firme mi no).
No te voy a mentir diciéndote que estaba convencida. La verdad es que agradecí que respetaras mi decisión y la apoyaras porque estuve a punto de flaquear y sucumbir a la posibilidad de perdernos en sólo un momento.
Te fuiste "y que regresabas no me dijiste"... te reproché que no hayas respondido mi pregunta hace más de un año. Te dije que si me hubieras dicho la verdad seguramente yo habría permanecido sentada en la banca durante todo este tiempo hasta que recordaras que existía y entonces (cuando todos los nombres de tu agenda te hubieran dicho que no) me llamaras, pero no lo hiciste. Esa vez callaste y sólo abriste una pequeña posibilidad al decir "seguimos".
No sabes cuánto lloré ... sabía que quizá... algún día... volverías a poner tus ojos en mi, pero ya no quise que fuera así.
Y entonces pasó... sólo eso... pasó. Tu fuiste testigo. Tu lo viste. Lo supiste y no te lo escondí. Alguien me buscaba y me invitaba a una fiesta... pasaba por mi a mi casa y tú, justo tú me llevabas a su encuentro. Te fuiste "antes de que llegara para que no te viera" y después me mandaste un mensaje en el que me decías que me querías y me extrañabas... pero después sólo el silencio reinó. Un par de saludos y preguntas para sondear cómo andaban las cosas y ya.
No te voy a mentir. Me confunde tu presencia e insistencia. No porque quiera regresar románticamente contigo sino porque hay cosas que compartíamos y que, sinceramente, extraño.
No eras mi amante, eras mi amigo y al amigo sí lo echo de menos.
Desafortunadamente, tú no puedes ver esas diferencias. Tú quieres el paquete "todo incluido" y yo ya no puedo ni quiero ofrecértelo.
¡Todas aquellas letras, palabras, textos y cursilerías que construí para ti ya no existen... se derrumbaron o las demolí, pero ya no están. Debes entenderlo. Ya no paso las noches en vela pensando en ti. Ya no leo las noticias buscando tu nombre. Ya no me dueles nada de nada y te olvidé como suelo olvidar los números telefónicos.
No lo hagas difícil ¿ok?
Tuviste la oportunidad de que las cosas fueran diferentes, pero no quisiste y ahora, ahora ya nada puede hacerse.
Sabes que cuentas conmigo... en la distancia.
domenica, gennaio 18, 2009
"Estoy jugando con fuego"
Así dice una canción de Andrés Calamaro. La frase la retomo en este momento en el que pienso en ti y que reconozco, con cierto pesar, los coqueteos que he permitido desde hace unos días.
No, no creas que no me he dado cuenta que cada palabra busca reencontrar lo que alguna vez hubo entre nosotros.
No, sólo es que de vez en vez extraño ver una película en la tele, tomarnos una copita de vino, observar aquel foquito rojo desde la ventana de tu habitación, escuchar los sonidos de la tarde ... sólo es eso.
Así dice una canción de Andrés Calamaro. La frase la retomo en este momento en el que pienso en ti y que reconozco, con cierto pesar, los coqueteos que he permitido desde hace unos días.
No, no creas que no me he dado cuenta que cada palabra busca reencontrar lo que alguna vez hubo entre nosotros.
No, sólo es que de vez en vez extraño ver una película en la tele, tomarnos una copita de vino, observar aquel foquito rojo desde la ventana de tu habitación, escuchar los sonidos de la tarde ... sólo es eso.
giovedì, agosto 02, 2007
Bueno ¿quién lo diría? No te voy a mentir. El que no hayas querido responder mi pregunta me hizo sentir mal; habría sido mejor que fueras honesto en lugar de querer maquillar la verdad.
En fin, alguien me entregó ayer dos paquetes, ambos me hicieron recordar que algún día alguien me amó y me amó de verdad y en justa reciprocidad también lo amé y lo amé de verdad.
No lo olvido. En verdad que no.
En fin, alguien me entregó ayer dos paquetes, ambos me hicieron recordar que algún día alguien me amó y me amó de verdad y en justa reciprocidad también lo amé y lo amé de verdad.
No lo olvido. En verdad que no.
domenica, luglio 22, 2007
Me entretienes
Me simpatizas
No hay mucho qué agregar, pero los días son diferentes a los de hace unos meses.
Los pronósticos decían: No, pero yo decidí que fuera un sí y heme aquí asumiendo las consecuencias de mis actos meditados, calculados.
Lo anterior no significa que no haya visto todos los riesgos, sin embargo, los acepto.
Estoy pensando en todo tú. Del tú que eres cuando callas, cuando miras, cuando temes, cuando te impones.
No sólo es delinear la fórmula que aplicas.
Es observarte cuando conduces hasta donde estoy, cuando narras tu día a día, cuando me vuelves cómplice y compartes los secretos de quien es la persona más importante en tu vida; el quedarte callado ante lo que no puedes, pero tampoco quieres resolver.
Es el verte reflejado en el parabrisas mientras tu rostro se mezcla con el paisaje que invade los caminos del sur.
Pero aún así, es más complicado y a la vez más simple.
No hay mucho qué agregar, pero los días son diferentes a los de hace unos meses.
Los pronósticos decían: No, pero yo decidí que fuera un sí y heme aquí asumiendo las consecuencias de mis actos meditados, calculados.
Lo anterior no significa que no haya visto todos los riesgos, sin embargo, los acepto.
Estoy pensando en todo tú. Del tú que eres cuando callas, cuando miras, cuando temes, cuando te impones.
No sólo es delinear la fórmula que aplicas.
Es observarte cuando conduces hasta donde estoy, cuando narras tu día a día, cuando me vuelves cómplice y compartes los secretos de quien es la persona más importante en tu vida; el quedarte callado ante lo que no puedes, pero tampoco quieres resolver.
Es el verte reflejado en el parabrisas mientras tu rostro se mezcla con el paisaje que invade los caminos del sur.
Pero aún así, es más complicado y a la vez más simple.
domenica, luglio 15, 2007
No quiero caer en la clásica cursilería que llena y llena espacios con sus frases sin ton ni son. Sin embargo, cuando suceden cosas como las de esta noche resulta inevitable utilizar las palabras cursis para describir una noche lluviosa, una conversación agradable, un guiso caliente, una mirada indiscreta, una sonrisa y un deseo compartido.
¿Qué hacer ante ello?
La lluvia nos acompañó durante el trayecto y nos dio un motivo para compartir una cena exquisita. Después, la noche nos reveló una ciudad nueva sólo para ti y para mi.
¿Cómo pueden los demás despertar mañana sin haber visto lo que tus ojos y mis ojos vieron?
No importa. Esta noche con su sonido y su oscuridad nos reúne en la distancia.
¿Qué hacer ante ello?
La lluvia nos acompañó durante el trayecto y nos dio un motivo para compartir una cena exquisita. Después, la noche nos reveló una ciudad nueva sólo para ti y para mi.
¿Cómo pueden los demás despertar mañana sin haber visto lo que tus ojos y mis ojos vieron?
No importa. Esta noche con su sonido y su oscuridad nos reúne en la distancia.
venerdì, luglio 13, 2007
lunedì, luglio 09, 2007
EL REY DE LA SELVA
No me sorprende. Es tu naturaleza y no te culpo por ello.
Hay un personaje con quien compartes tu fecha de nacimiento. Me tiene embobada (igual que tú) pero está lejos sin saber que existo.
No te voy a mentir. Me siento afortunada de escribir este largo capítulo. Quizá me he extendido más de la cuenta.
A veces creo que debería parar, todo, así, de golpe.
No me sorprende. Es tu naturaleza y no te culpo por ello.
Hay un personaje con quien compartes tu fecha de nacimiento. Me tiene embobada (igual que tú) pero está lejos sin saber que existo.
No te voy a mentir. Me siento afortunada de escribir este largo capítulo. Quizá me he extendido más de la cuenta.
A veces creo que debería parar, todo, así, de golpe.
venerdì, maggio 18, 2007
MaRiAnA-mArIaNa
No te busqué. Extrañamente me encontraste. Aún recuerdo la sensación que provocaste cuando te vi. Creaste una imagen donde tus brazos se extendían hacia mi. Invitándome a conocerte. Algo en mi interior me impulsó a tomarte sin dudar.
Observo la similitud entre las situaciones.
Busqué que más personas te conocieran y en un malentendido te perdí.
Por años te busqué entre las plazas comerciales, las calles, en otras ciudades, en Internet.
En vano fueron las llamadas telefónicas para obtener noticias tuyas.
Hacía mucho tiempo que nadie sabía de ti y si volverías.
Pude observar y aprender del error de compartir algo tan maravillosamente bueno.
No ocurrirá más.
Hace unos meses, leí de ti en la prensa e inmediatemente te busqué con más empeño.
Hace unos días te recuperé. Tienes un nuevo rostro. Te ves más elegante.
Pero en tu interior y en eso que no se explica con letras sigues siendo tú.
Tú para mi.
No te busqué. Extrañamente me encontraste. Aún recuerdo la sensación que provocaste cuando te vi. Creaste una imagen donde tus brazos se extendían hacia mi. Invitándome a conocerte. Algo en mi interior me impulsó a tomarte sin dudar.
Observo la similitud entre las situaciones.
Busqué que más personas te conocieran y en un malentendido te perdí.
Por años te busqué entre las plazas comerciales, las calles, en otras ciudades, en Internet.
En vano fueron las llamadas telefónicas para obtener noticias tuyas.
Hacía mucho tiempo que nadie sabía de ti y si volverías.
Pude observar y aprender del error de compartir algo tan maravillosamente bueno.
No ocurrirá más.
Hace unos meses, leí de ti en la prensa e inmediatemente te busqué con más empeño.
Hace unos días te recuperé. Tienes un nuevo rostro. Te ves más elegante.
Pero en tu interior y en eso que no se explica con letras sigues siendo tú.
Tú para mi.
giovedì, aprile 06, 2006
venerdì, marzo 31, 2006
ANOCHE SOÑÉcon Usted:
En el interior de una casa abandonada con paredes pintadas de blanco con adornos en rosa, yo leía el contenido de una tarjeta que Usted me dio hace muchos años. Me sorprendía tenerla en mis manos porque recordé que la había roto en 1994. De pronto, como por arte de magia -como suelen ser las cosas con Usted- la habitación se iluminó con su presencia; Usted tomó la tarjeta de entre mis manos y leyó suavemente: Te amo Mariana, Mariana te amo ...
Pd.- Estoy cerrando los ojos, porque si eso sólo es posible en los sueños: prefiero vivir soñando.
En el interior de una casa abandonada con paredes pintadas de blanco con adornos en rosa, yo leía el contenido de una tarjeta que Usted me dio hace muchos años. Me sorprendía tenerla en mis manos porque recordé que la había roto en 1994. De pronto, como por arte de magia -como suelen ser las cosas con Usted- la habitación se iluminó con su presencia; Usted tomó la tarjeta de entre mis manos y leyó suavemente: Te amo Mariana, Mariana te amo ...
Pd.- Estoy cerrando los ojos, porque si eso sólo es posible en los sueños: prefiero vivir soñando.
mercoledì, marzo 29, 2006
martedì, marzo 28, 2006
PAROLE, PAROLE
Tengo dos horas sentada sin hacer nada de nada. Las ideas surgen y mueren en mi mente en un mismo instante...
Obligaciones, obligaciones y obligaciones... desde que naces hasta que mueres... Aprender a hablar, a escribir, a pensar, datos, datos, datos. Elegir. Trabajar.
Amanece: corres a un lado, corres a otro; medio comes aquí, medio comes allá; trabajas y pagas cuentas... Anochece: te desplomas.
Tiempo a la familia. Tiempo a los amigos. Tiempo para ti (sí, hasta tú mismo te reclamas tiempo)
¿y a qué hora puedes sólo vivir?
Tengo dos horas sentada sin hacer nada de nada. Las ideas surgen y mueren en mi mente en un mismo instante...
Obligaciones, obligaciones y obligaciones... desde que naces hasta que mueres... Aprender a hablar, a escribir, a pensar, datos, datos, datos. Elegir. Trabajar.
Amanece: corres a un lado, corres a otro; medio comes aquí, medio comes allá; trabajas y pagas cuentas... Anochece: te desplomas.
Tiempo a la familia. Tiempo a los amigos. Tiempo para ti (sí, hasta tú mismo te reclamas tiempo)
¿y a qué hora puedes sólo vivir?
venerdì, novembre 11, 2005
CUATRO MESES...
Habían pasado exactamente cuatro meses y ocho días... todo parecía "normal" en un día "x", en un lugar "x" y en una hora "z". De pronto, ese panorama cambió para transformarse en una grotesca escena teatral:
Las palabras surgieron como profecías. Sin embargo, los oídos se cerraron ante la razón. "¿Cuántas veces no había terminado en desastre?, ¿Qué haría que esa vez fuera distinto?"- recuerdo haber dicho.
Pero, así, sólo unos minutos después; sólo unos instantes después las advertencias quedaron de lado. Bastó un segundo para cambiar toda la historia. Toda "nuestra" historia.
El sueño se utilizó como el único remedio disponible ante tal evento. Parecía como si, por medio de ese estado de reposo, se pudiera revertir todo lo sucedido.
Miré muchas veces el reloj intentado retroceder el tiempo; deseando saltar ese día. La confusión reinó toda la tarde y aumentó durante la noche.
Sabía –porque lo sabía-, que actuabas en otro escenario. ¿Advertirían los otros personajes lo sucedido sólo unas horas atrás?, ¿Habría algo en ti que los hiciera sospechar?... No podría decirlo. Al suponer que no, una ráfaga de ideas
atacó la mente. En vano intenté modificar la escena. La secuencia iniciaba y proseguía sin control. Sólo las oraciones desesperadas resaltaban del resto de los vocablos emitidos.
Fue tarde. Es tarde. Pasan los días y no llega el sosiego. Más aún sé que no llegará y que tu presencia –inevitable- sólo contribuirá a hacer más estresante la espera. Sí, porque ahora todo se reduce a una horrible espera. A una incertidumbre que no cesará nunca.
Todo cambió. Eso es algo que no puede revertirse.
Tengo miedo. Y al reconocerlo, esta sensación incrementa de intensidad hasta convertirse en algo intolerable. ¡Qué inútil comentarlo!
Habían pasado exactamente cuatro meses y ocho días... todo parecía "normal" en un día "x", en un lugar "x" y en una hora "z". De pronto, ese panorama cambió para transformarse en una grotesca escena teatral:
Las palabras surgieron como profecías. Sin embargo, los oídos se cerraron ante la razón. "¿Cuántas veces no había terminado en desastre?, ¿Qué haría que esa vez fuera distinto?"- recuerdo haber dicho.
Pero, así, sólo unos minutos después; sólo unos instantes después las advertencias quedaron de lado. Bastó un segundo para cambiar toda la historia. Toda "nuestra" historia.
El sueño se utilizó como el único remedio disponible ante tal evento. Parecía como si, por medio de ese estado de reposo, se pudiera revertir todo lo sucedido.
Miré muchas veces el reloj intentado retroceder el tiempo; deseando saltar ese día. La confusión reinó toda la tarde y aumentó durante la noche.
Sabía –porque lo sabía-, que actuabas en otro escenario. ¿Advertirían los otros personajes lo sucedido sólo unas horas atrás?, ¿Habría algo en ti que los hiciera sospechar?... No podría decirlo. Al suponer que no, una ráfaga de ideas
atacó la mente. En vano intenté modificar la escena. La secuencia iniciaba y proseguía sin control. Sólo las oraciones desesperadas resaltaban del resto de los vocablos emitidos.
Fue tarde. Es tarde. Pasan los días y no llega el sosiego. Más aún sé que no llegará y que tu presencia –inevitable- sólo contribuirá a hacer más estresante la espera. Sí, porque ahora todo se reduce a una horrible espera. A una incertidumbre que no cesará nunca.
Todo cambió. Eso es algo que no puede revertirse.
Tengo miedo. Y al reconocerlo, esta sensación incrementa de intensidad hasta convertirse en algo intolerable. ¡Qué inútil comentarlo!
sabato, gennaio 29, 2005
No me gusta sentirme así por tu culpa. No es la primera ocasión en que te comportas de esa forma estúpida y en consecuencia no es la primera ocasión en que me quedo aquí con esta sonrisa idiota que pretende explicarle a la mente que no vales la pena; ¡qué explicación tan inútil¡ la mente sabe mejor que otra cosa que no mereces ni un segundo de su atención... aún así el malestar permanece... La vista enfoca el teléfono para engañarme, para pretender escuchar una explicación que, obviamente, no puedes -ni quieres- dar.
No te doy el derecho de tratarme así ¿lo lees? ¿lo entiendes?
No te doy el derecho de tratarme así ¿lo lees? ¿lo entiendes?
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