domenica, marzo 21, 2004

Y te lo conté. Pensé que sería más difícil. Cuando lo leí noté que no era así. ¿Quiéres decir una verdad? Sólo deja que aflore a través de las letras. Es tan fácil...
La vida es muy frágil y corta. Así que dejemos que las penas del alma las cure la simplicidad de la vida misma... Uy, qué cursi. (ja) No obstante, cuando veo cómo el viento arranca las hojas de los árboles y éstas balanceándose caen lentamente al suelo, iluminadas por los últimos rayos del sol, me doy cuenta que la felicidad, y la vida misma se resumen en ese instante... No hace falta más.
Ahora sí, a disfrutar los ratos de tristeza con la misma intensidad que se disfrutan las alegrías. Mañana me sentarè en una banca del zòcalo y disfrutaré con el ir y venir de las personas, el revolotear de las palomas. Recordarè el por què un dìa decidì dejar de utilizar reloj ... a lo mejor resulta mejor así.