lunedì, marzo 22, 2004

No sé cómo decírtelo. No creas que me quedo contenta viendo cómo te hago daño. No me gusta que me responsabilices de algo que no me corresponde. Soy muy vulnerable y me incomoda esa situación... Sólo soy como áquella rosa del Principito, que sólo tiene su par de espinas para defenderse del mundo... No me culpes por protegerme...

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